Antes no había otra posibilidad de foguearse que viajar, pues jugar por correspondencia con el sistema de correos de México era impensable. Ahora es normal que los niños jueguen eventos en el ICC y se fogueen, aunque en un tipo de ajedrez pragmático que tiene sus bemoles.
Los ritmos de juego acelerados causan otro tipo de ajedrez, muy diferente al de los años cincuenta y sesenta del siglo XX y eso ha cambiado los requerimientos técnicos y poco a poco la manera de estudiar.
¿Porqué los métodos que eran exitosos hace diez años no lo son tanto ahora? Porque el ajedrez se ha transformado tanto como el mundo. Lo cual es lo normal que uno esperaría, ¿o no? Los métodos de entrenamiento también. Muchas horas requeridas antes se han obviado.
Antes llegaban a las escuelas de ajedrez niños de 12 años y les daban 900 horas de instrucción y entrenamiento en tres años, y los hacían subir 200 puntos de rating. Ahora, con las computadoras, el contenido de esas 900 horas se puede dar en 300 horas, pues nos ahorramos mucho tiempo, aunque sea el de acomodar piezas en un tablero demostrativo, ahora los instructores aprietan un botón y en un segundo aparece la posición que antes tomaba dos minutos acomodar, por ejemplo.
Ahora llegan los niños a los 6 años, y en un año les damos esas 300 horas y suben los 200 puntos de rating al año y no en tres. Resultado, a los 12 ya juegan como de 2100 y a los 15 son Grandes Maestros.
Eso porque los programas de estudio han quitado muchas partes de la currícula. Se juega con otro sistema. Un sistema que trata de evitar los errores tácticos, simplifica el cálculo y esquematiza el juego posicional, espera el error del contrario, apurarlo de tiempo y ganarle en su apuro de tiempo. La alerta táctica paga más que la creación posicional. Tal vez la calidad de las partidas de los Grandes Maestros actuales no se compara con la creatividad y profundidad de los Grandes Maestros de las siete décadas del siglo XX, como Kasparov afirma, pero su juego es igual en lo que respecta al resultado deportivo. En ICC muchas partidas llegan a las 100 jugadas porque todos juegan hasta el mate, pues pueden ganar por tiempo en una partida desesperada. En un torneo de hace 40 años eso sería impensable, pero ahora hacerlo así puede ser la diferencia entre cobrar y no cobrar.
Los ritmos de juego acelerados causan otro tipo de ajedrez, muy diferente al de los años cincuenta y sesenta del siglo XX y eso ha cambiado los requerimientos técnicos y poco a poco la manera de estudiar.
¿Porqué los métodos que eran exitosos hace diez años no lo son tanto ahora? Porque el ajedrez se ha transformado tanto como el mundo. Lo cual es lo normal que uno esperaría, ¿o no? Los métodos de entrenamiento también. Muchas horas requeridas antes se han obviado.
Antes llegaban a las escuelas de ajedrez niños de 12 años y les daban 900 horas de instrucción y entrenamiento en tres años, y los hacían subir 200 puntos de rating. Ahora, con las computadoras, el contenido de esas 900 horas se puede dar en 300 horas, pues nos ahorramos mucho tiempo, aunque sea el de acomodar piezas en un tablero demostrativo, ahora los instructores aprietan un botón y en un segundo aparece la posición que antes tomaba dos minutos acomodar, por ejemplo.
Ahora llegan los niños a los 6 años, y en un año les damos esas 300 horas y suben los 200 puntos de rating al año y no en tres. Resultado, a los 12 ya juegan como de 2100 y a los 15 son Grandes Maestros.
Eso porque los programas de estudio han quitado muchas partes de la currícula. Se juega con otro sistema. Un sistema que trata de evitar los errores tácticos, simplifica el cálculo y esquematiza el juego posicional, espera el error del contrario, apurarlo de tiempo y ganarle en su apuro de tiempo. La alerta táctica paga más que la creación posicional. Tal vez la calidad de las partidas de los Grandes Maestros actuales no se compara con la creatividad y profundidad de los Grandes Maestros de las siete décadas del siglo XX, como Kasparov afirma, pero su juego es igual en lo que respecta al resultado deportivo. En ICC muchas partidas llegan a las 100 jugadas porque todos juegan hasta el mate, pues pueden ganar por tiempo en una partida desesperada. En un torneo de hace 40 años eso sería impensable, pero ahora hacerlo así puede ser la diferencia entre cobrar y no cobrar.